Intervalo 3. Matt Mullican
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Celebrada el 12 noviembre, 2013 - 19:00 h
En esta conferencia performativa, planteada en relación a Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas durante las décadas de los 80 y 90, Mullican repasa y comenta algunas de sus performances bajo hipnosis, en las que recrea, al igual que en su obra visual, la lógica de un mundo inestable e irracional.
El trabajo de Matt Mullican (Santa Mónica, California, 1951) desarrolla un atlas enciclopédico de signos gráficos que contesta la traducción visual del mundo y analiza los distintos mecanismos de conocimiento a través de la imagen. En una década como la de 1980, en la que el debate en torno a la representación se convierte en uno de los principales campos de batalla, la brecha entre sujeto y objeto o entre signo y significado de las cosmologías de Mullican cobra una especial relevancia.
A partir de 1978, el artista comienza a realizar una serie de dibujos en performances públicas bajo hipnosis, en las que su comportamiento autista y esquizofrénico alude a cierto estado nervioso del sujeto contemporáneo. Estas performances no solo investigan el comportamiento y proyectan una identidad determinada, sino que también se revelan como una manera de “vivir” dentro de la imagen, de penetrar en el inabarcable mundo iconográfico diseñado por el artista. Mullican, a diferencia de otros artistas de la llamada generación “Pictures”, con los que a menudo es relacionado, no muestra la imagen como un teatro de mera superficie. Sus pictogramas, iconos y mapas, vinculados a discursos y lenguajes muy diversos, desde las matemáticas a la literatura, buscan responder a la cuestión de qué existe más allá de la imagen. Es decir, son símbolos pero también experiencias, son objetos, pero también parte del sujeto. En ese sentido, todo el trabajo de Mullican gira en torno a la idea de cómo volver a pensar la imagen cuando todo lo que nos rodea son imágenes.
Programa
Participantes
Matt Mullican se formó en el California Institute of the Arts. Ha expuesto en The Kitchen, Nova Scotia College of Art and Design, Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, MoMA, Portikus, List Art Center, Stedelijk Museum, Museu de Arte Contemporanea de Serralves, Fundació Antoni Tàpies, Centre Georges Pompidou o Ludwig Museum, entre otros muchos centros. Su trabajo se encuentra representado en las colecciones más destacadas, a partir de 2013 se incorpora a la Colección del Museo Reina Sofía.
Más actividades
Zum: Naufragio con espectadores
14, 16, 17, 17, 18, 21, 23, 24, 24, 25, 28, 30, 31, 31 OCT, 21, 21, 22, 25, 27, 28, 28, 29 NOV, 2, 4, 5, 5 DIC 2024
Zum. Naufragio con espectadores es un recorrido —diseñado por Miguel Vega Manrique en colaboración con el Área de Educación del Museo Reina Sofía y dirigido a alumnos del curso 4º de la ESO y Bachillerato— que busca cuestionar el lugar desde el cual, como espectadores, nos aproximamos al mundo que nos rodea a través de conceptos como la desorientación, la curiosidad, lo imprevisible, el desconcierto y la experimentación, presos de un estado de embriaguez más o menos reversible.
El recorrido se desarrolla en el espacio de la Colección Un barco ebrio: eclecticismo, institucionalidad y desobediencia en los ochenta, situado en la Planta 0 del Edificio Nouvel. En él se nos invita a sumergirnos en el Museo como posibles náufragos de una historia reciente cuyos pilares residen sobre el consenso político de la socialdemocracia, el régimen económico de capitalismo de consumo y las consiguientes crisis globales que asolan el planeta.
El barco ebrio, en alusión a Le bateau ivre, poema de Arthur Rimbaud que aludiría a la deriva de un arte que navega sin un rumbo fijo, fue el título descartado por el comisario Rudi Fuchs para la documenta 7 de Kassel (1982), en la que se comienza a proponer una mediación cultural que transite por una concepción cambiante e inestable del cuerpo en diálogo con la enfermedad, la tecnología, la ciencia, lo escultórico, el diseño y la teátrica de las identidades y del conocimiento que nos constituyen.
En este contexto, las metáforas de la embriaguez, la navegación y el naufragio como riesgo implícito nos sirven para reflexionar sobre los límites de un espacio y de una visualidad determinados, con una idea instituida de frontera y de cuerpo. ¿Es el naufragio el precio a pagar por una estabilidad, una modernidad, un orden institucional aparentemente inamovibles? ¿Podemos vivir sin las pasiones, vientos, tormentas o calamidades que de vez en cuando arrastran todo consigo? ¿Qué sensaciones, afectos, peligros o emociones despiertan en el espectador la puesta en escena y el espectáculo en los que participa?
Chema García Ibarra. Espíritu sagrado
8 NOV 2024
Aconsejaba Kipling a la hora de construir un relato no adoptar la figura de un demiurgo omnisciente, sino ignorar parte de la historia durante su narración. Y es ahí donde reside la imprevisibilidad narrativa y la potencia dramática de Espíritu sagrado, primer largometraje de un director, Chema García Ibarra, que se había hecho notar allá por 2009 con su corto El ataque de los robots de Nebulosa-5. Desde entonces su obra ha seguido el sendero de una particular ciencia ficción costumbrista ilicitana y de una aproximación a la fantasía desde lo cotidiano, y viceversa, que le permite seguir ahondando en los abismos que se abren en nuestro entorno más próximo. El hecho de utilizar intérpretes no profesionales contribuye a la misma sensación de extrañamiento que provoca el horror situado fuera de campo: el mal se cierne sobre el mundo, pero de nada vale “vigilar los cielos” porque este no va a llegar del espacio exterior, sino de nuestro entorno más cercano.