Programa
-
Martes, 4 de diciembre - 19:00 h
Proyección de Todo lo contrario, 2018, España, 70’
Coloquio con el equipo realizador de la película, y Jesús Macías y Manuel Polo, protagonistas de la historia narrada en el film.
Memorias de la homosexualidad durante el franquismo (y después)
Celebrada el Martes, 4 de diciembre, 2018 - 19:00 h
Como parte de las actividades programadas por la red Museo situado, integrada por distintas asociaciones del barrio de Lavapiés y el Museo Reina Sofía, se estrena el documental Todo lo contrario, una exploración de la memoria que sigue el hilo de los afectos prohibidos. Tras la proyección, se celebra un coloquio con el equipo de realización de la película y dos de sus protagonistas.
Manuel le pide la hora a Jesús en una calle de Madrid a principios de los años cincuenta. Este es el inicio fortuito de una historia de amor que tuvo que esperar sesenta años para salir del armario impuesto por la dictadura franquista y por los pactos de silencio que siguieron vigentes en la posdictadura. El vínculo entre la pareja y un fisioterapeuta marica y sus redes de activismo abre la posibilidad de documentar esta relación, emprendiendo un recorrido sobre la homosexualidad en la España franquista (y después) que retrata también la fragilidad en la vejez y la memoria invisibilizada de los barrios de Madrid.
Organiza
Museo Situado (red de colaboración entre asociaciones de Lavapiés y el Museo Reina Sofía)
Todo lo contrario
Anouk Deville, Chiara Digrandi, Miriam Martín, Rubén González, David Montalvo, Manuel Ramos y Javier Rosa
2018, España, 70’
Martes, 4 de diciembre - 19:00 h
Coloquio con el equipo realizador de la película, y Jesús Macías y Manuel Polo, protagonistas de la historia narrada en el film.
14, 16, 17, 17, 18, 21, 23, 24, 24, 25, 28, 30, 31, 31 OCT, 21, 21, 22, 25, 27, 28, 28, 29 NOV, 2, 4, 5, 5 DIC 2024
Zum. Naufragio con espectadores es un recorrido —diseñado por Miguel Vega Manrique en colaboración con el Área de Educación del Museo Reina Sofía y dirigido a alumnos del curso 4º de la ESO y Bachillerato— que busca cuestionar el lugar desde el cual, como espectadores, nos aproximamos al mundo que nos rodea a través de conceptos como la desorientación, la curiosidad, lo imprevisible, el desconcierto y la experimentación, presos de un estado de embriaguez más o menos reversible.
El recorrido se desarrolla en el espacio de la Colección Un barco ebrio: eclecticismo, institucionalidad y desobediencia en los ochenta, situado en la Planta 0 del Edificio Nouvel. En él se nos invita a sumergirnos en el Museo como posibles náufragos de una historia reciente cuyos pilares residen sobre el consenso político de la socialdemocracia, el régimen económico de capitalismo de consumo y las consiguientes crisis globales que asolan el planeta.
El barco ebrio, en alusión a Le bateau ivre, poema de Arthur Rimbaud que aludiría a la deriva de un arte que navega sin un rumbo fijo, fue el título descartado por el comisario Rudi Fuchs para la documenta 7 de Kassel (1982), en la que se comienza a proponer una mediación cultural que transite por una concepción cambiante e inestable del cuerpo en diálogo con la enfermedad, la tecnología, la ciencia, lo escultórico, el diseño y la teátrica de las identidades y del conocimiento que nos constituyen.
En este contexto, las metáforas de la embriaguez, la navegación y el naufragio como riesgo implícito nos sirven para reflexionar sobre los límites de un espacio y de una visualidad determinados, con una idea instituida de frontera y de cuerpo. ¿Es el naufragio el precio a pagar por una estabilidad, una modernidad, un orden institucional aparentemente inamovibles? ¿Podemos vivir sin las pasiones, vientos, tormentas o calamidades que de vez en cuando arrastran todo consigo? ¿Qué sensaciones, afectos, peligros o emociones despiertan en el espectador la puesta en escena y el espectáculo en los que participa?
8 NOV 2024
Aconsejaba Kipling a la hora de construir un relato no adoptar la figura de un demiurgo omnisciente, sino ignorar parte de la historia durante su narración. Y es ahí donde reside la imprevisibilidad narrativa y la potencia dramática de Espíritu sagrado, primer largometraje de un director, Chema García Ibarra, que se había hecho notar allá por 2009 con su corto El ataque de los robots de Nebulosa-5. Desde entonces su obra ha seguido el sendero de una particular ciencia ficción costumbrista ilicitana y de una aproximación a la fantasía desde lo cotidiano, y viceversa, que le permite seguir ahondando en los abismos que se abren en nuestro entorno más próximo. El hecho de utilizar intérpretes no profesionales contribuye a la misma sensación de extrañamiento que provoca el horror situado fuera de campo: el mal se cierne sobre el mundo, pero de nada vale “vigilar los cielos” porque este no va a llegar del espacio exterior, sino de nuestro entorno más cercano.