Voces situadas 12
¿Quién cuida a la cuidadora? Capitalismo, reproducción y cuarentena
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Dibujo de la conversación online Voces situadas 12 ¿Quién cuida a la cuidadora? Capitalismo, reproducción y cuarentena, realizado por Arantxa Azcárraga, 2020
Celebrada el Miércoles 27 de mayo, 2020
En las últimas décadas, el fenómeno migratorio se ha ido feminizando. A diferencia de la migración masculina, la de las mujeres afecta a las cadenas de cuidados: el éxodo transnacional —a países vecinos o a otros continentes—, para encontrar mejores condiciones laborales y poder ayudar al sostenimiento de la vida en sus hogares de origen, implica que las mujeres se alejen de los familiares a los que cuidaban —hijos e hijas, padres y madres, personas enfermas, etc.—, con quienes no tienen posibilidad de reagruparse, generándose un déficit de cuidados que asumen otras mujeres, sea de forma remunerada o no. Tanto la cadena de vulneración de derechos sobre estas personas como las diferencias Norte y Sur llegan hasta los parajes más remotos.
¿Quién cuida a las cuidadoras? Capitalismo, reproducción y cuarentena es una propuesta de reflexión a partir de una conversación abierta acerca de las luchas concretas del trabajo doméstico en el contexto capitalista, visibilizadas y agravadas por la emergencia sanitaria de la COVID-19.
El diálogo entre la escritora y activista feminista Silvia Federici y las activistas en defensa de los derechos y la dignidad de las trabajadoras domésticas Eda Luna, Claribed Palacio, Lyudmila Montoya y Rafaela Pimentel se centrará en la inexistente conciliación entre dos formas de trabajo: producción y reproducción. En este sentido, se manifiesta una doble situación de explotación y violencia como consecuencia de la falta de reconocimiento del auténtico valor de los cuidados implícita en la estructura social. En el encuentro se hará énfasis en dicha labor y en los derechos de las cuidadoras desde lógicas alternativas al capitalismo.
Coordina
Territorio Doméstico y Senda de Cuidados
Línea-fuerza
Acción e imaginación radical
Programa
Voces situadas
Organiza
Museo Situado
Horario
Madrid, España – 18:00 h
Bogotá, Colombia – 11:00 h
Nueva York, EEUU – 12:00 h
Tegucigalpa, Honduras – 10:00 h
Participantes
Silvia Federici. Escritora, profesora y activista feminista italoestadounidense. Fue una de las impulsoras de las campañas que comenzaron a reivindicar un salario para el trabajo doméstico realizado por las mujeres como demanda de la economía feminista. Trabajó durante varios años como profesora en Nigeria y es profesora emérita de la Universidad Hofstra en Nueva York. Ambas trayectorias convergen en dos de sus obras más conocidas: Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2004) y Revolución en punto cero: trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas (2013).
Eda Luna. Estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. En 2015 entra en contacto con la Red de Trabajadoras Domésticas a través de un proyecto en conexión con el Centro de Estudios de la Mujer - Honduras (CEM-H) y financiado por la agencia de cooperación Brücke-Le pont. Desde entonces, forma parte de la Comisión Política de la Red de Trabajadoras Domésticas impulsando programas de formación y creando iniciativas económicas en las que las mujeres que realizan trabajo doméstico remunerado puedan concretar su vida a nivel individual y colectivo. También es conductora del programa de radio Ni gatas, ni nachas. Trabajadoras domésticas!
Claribed Palacio. Presidenta de la Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico (UTRASD), un sindicato de lideresas unidas desde 2013 para promover y exigir los derechos laborales y humanos de las trabajadoras domésticas en todo el país colombiano. En marzo de 2018 participaron en la Conferencia Global de Trabajadores Africanos en Londres con el apoyo del Programa de Inclusión para la Paz de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM).
Lyudmila Montoya. Militante de Trabajadoras No Domesticadas de Bilbao (TND) desde su conformación. Nacida en Nicaragua, llegó al País Vasco hace 14 años y estuvo empleada en trabajos de hogar y cuidados durante seis años. Logró homologar sus estudios de ingeniería informática, pero las dificultades para lograr un empleo acorde con su preparación le llevan a combinar diferentes trabajos, con jornadas parciales o completas. Participa como activista en diferentes espacios sociales, asesorando y acompañando a mujeres migradas (prácticamente todas trabajadoras de hogar y cuidados) en sus procesos de homologación de estudios, nacionalidad y regularización.
Rafaela Pimentel. Activista del ámbito del feminismo y del trabajo doméstico, ha sido galardonada con el premio Avanzadoras 2018. Comenzó a participar en movimientos feministas y de mujeres en su país, República Dominicana, y continuó con el activismo en España, donde llegó en el año 1992. En la actualidad, forma parte de Territorio Doméstico, colectivo en el que se organizan empleadas de hogar para reivindicar sus derechos. Es también activista de la Coordinadora Feminista 8M.


Más actividades
Zum: Naufragio con espectadores
14, 16, 17, 17, 18, 21, 23, 24, 24, 25, 28, 30, 31, 31 OCT, 21, 21, 22, 25, 27, 28, 28, 29 NOV, 2, 4, 5, 5 DIC 2024
Zum. Naufragio con espectadores es un recorrido —diseñado por Miguel Vega Manrique en colaboración con el Área de Educación del Museo Reina Sofía y dirigido a alumnos del curso 4º de la ESO y Bachillerato— que busca cuestionar el lugar desde el cual, como espectadores, nos aproximamos al mundo que nos rodea a través de conceptos como la desorientación, la curiosidad, lo imprevisible, el desconcierto y la experimentación, presos de un estado de embriaguez más o menos reversible.
El recorrido se desarrolla en el espacio de la Colección Un barco ebrio: eclecticismo, institucionalidad y desobediencia en los ochenta, situado en la Planta 0 del Edificio Nouvel. En él se nos invita a sumergirnos en el Museo como posibles náufragos de una historia reciente cuyos pilares residen sobre el consenso político de la socialdemocracia, el régimen económico de capitalismo de consumo y las consiguientes crisis globales que asolan el planeta.
El barco ebrio, en alusión a Le bateau ivre, poema de Arthur Rimbaud que aludiría a la deriva de un arte que navega sin un rumbo fijo, fue el título descartado por el comisario Rudi Fuchs para la documenta 7 de Kassel (1982), en la que se comienza a proponer una mediación cultural que transite por una concepción cambiante e inestable del cuerpo en diálogo con la enfermedad, la tecnología, la ciencia, lo escultórico, el diseño y la teátrica de las identidades y del conocimiento que nos constituyen.
En este contexto, las metáforas de la embriaguez, la navegación y el naufragio como riesgo implícito nos sirven para reflexionar sobre los límites de un espacio y de una visualidad determinados, con una idea instituida de frontera y de cuerpo. ¿Es el naufragio el precio a pagar por una estabilidad, una modernidad, un orden institucional aparentemente inamovibles? ¿Podemos vivir sin las pasiones, vientos, tormentas o calamidades que de vez en cuando arrastran todo consigo? ¿Qué sensaciones, afectos, peligros o emociones despiertan en el espectador la puesta en escena y el espectáculo en los que participa?
Chema García Ibarra. Espíritu sagrado
8 NOV 2024
Aconsejaba Kipling a la hora de construir un relato no adoptar la figura de un demiurgo omnisciente, sino ignorar parte de la historia durante su narración. Y es ahí donde reside la imprevisibilidad narrativa y la potencia dramática de Espíritu sagrado, primer largometraje de un director, Chema García Ibarra, que se había hecho notar allá por 2009 con su corto El ataque de los robots de Nebulosa-5. Desde entonces su obra ha seguido el sendero de una particular ciencia ficción costumbrista ilicitana y de una aproximación a la fantasía desde lo cotidiano, y viceversa, que le permite seguir ahondando en los abismos que se abren en nuestro entorno más próximo. El hecho de utilizar intérpretes no profesionales contribuye a la misma sensación de extrañamiento que provoca el horror situado fuera de campo: el mal se cierne sobre el mundo, pero de nada vale “vigilar los cielos” porque este no va a llegar del espacio exterior, sino de nuestro entorno más cercano.