Archivo Adriano del Valle

Adriano del Valle y Rossi (Sevilla, 1895 – Madrid, 1957) fue un poeta español de la generación del 27 vinculado al ultraísmo. Sus actividades profesionales y sus intereses artísticos le llevaron a integrarse en los círculos intelectuales de la época y a entablar amistad con otros escritores como Federico García Lorca o Eugenio d’Ors. Además de sus poemarios, cuyas primeras ediciones se sucedieron en las décadas de 1930 y 1940, destacan sus colaboraciones con diversas revistas literarias, algunas de las cuales llegó a dirigir.

El interés de Adriano del Valle por la poesía se fraguó en su juventud a raíz de la lectura de la obra Cantos de vida y esperanza, de Rubén Darío. En 1916 conoció a Federico García Lorca, con quien le unió desde entonces una gran amistad. Unos años después, en 1918, fundó la revista Grecia junto con Luis Mosquera e Isaac del Vando. Grecia se convirtió en órgano oficial del ultraísmo en el que colaboraron escritores de diversas nacionalidades, como Guillaume Apollinaire, André Breton o Jean Cocteau, a quienes publicaron sus textos por primera vez en España. Además, Del Valle trabajó para otros periódicos y revistas literarias —Cervantes, Ultra, Reflector, La Esfera y Nuevo Mundo—, y participó, en 1927, en la fundación de la revista Papel de Aleluyas, en la que también se implicaron Rogelio Buendía y Fernando Villalón. Papel de Aleluyas estuvo vinculada a la generación del 27 y contó con contribuciones de Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Gerardo Diego, Ramón Gómez de la Serna, Maruja Mallo y María Luisa Muñoz de Vargas, entre otros. En la década de 1930 Adriano del Valle sacó a la luz su primer poemario, Primavera portátil (1934), editado con ilustraciones de Eugenio d’Ors. Su obra fue reconocida con el Premio Nacional de Literatura (1933) y el Premio Sánchez Bedoya (1934 y 1937). En 1939 publicó su segundo libro de poemas, Lyra sacra, al que le siguieron Los gozos del río (1940) y Arpa fiel (1941). En 1942 su trabajo volvió a ser reconocido públicamente con el Premio Fastenrath de la Real Academia Española.

Además de su vocación literaria, Del Valle profesó un interés especial por la pintura, el dibujo y el collage, técnica que empleó en diversas obras como La casa de tócamerroque (ca. 1930) o Elegía a Fernando de Villalón (ca. 1930). Su círculo de amistades también incluyó a varios artistas con los que compartir estas inquietudes, entre ellos, José Caballero, Rafael Canogar, Salvador Dalí o Joan Miró. En la década de 1940 continuó su labor editorial y fue nombrado director de la revista Primer plano, puesto desde el que se implicó en el ámbito cinematográfico e impulsó el Festival de Cine de Punta Umbría. En sus últimos años ejerció como jefe de política cultural del Instituto Nacional del Libro Español.

La parte del Archivo Adriano del Valle que se conserva en la Biblioteca y Centro de Documentación del Museo Reina Sofía fue adquirida en el año 2000 a su hijo, Adriano del Valle Hernández. Se trata de una colección de aproximadamente 700 fotografías que dan cuenta de la estrecha relación del poeta con el mundo artístico, en especial, con Daniel Vázquez Díaz y Margaret Palmer, representante en España de la sección de arte del Carnegie Institute de Pittsburgh (Pensilvania, Estados Unidos). Las imágenes reunidas reproducen las exposiciones internacionales de Pittsburgh (1929-1935) y otras ferias internacionales de la época, diversas obras de arte realizadas en esos años, y fotografías de algunos artistas como, por ejemplo, Emilio Grau Sala, Pablo Picasso o Santiago Rusiñol. Ciertos documentos conservan anotaciones manuscritas en el verso que, en ocasiones, son dedicatorias.