Las biografías de Amos Gitai. Del 5 de febrero al 19 mayo de 2014
Amos Gitai: creo que cuando hago documentales, es un poco como la arqueología y no tanto como la arquitectura: excavas capa tras capa- y creo que mis documentales se parecen más a trabajar en un lugar arqueológico. Creo que la ficción se parece más a la arquitectura porque tomas una idea inexistente y la construyes. Los arquitectos modernistas lo tuvieron muy difícil porque intentaban presentar una idea que no era popular en la época […]
Sabes, creo que el objetivo de la Modernidad es encontrar lo relevante dentro de nuevos contextos. Así que estos arquitectos más jóvenes que emigraron en los años treinta de Europa debido al ascenso de los fascismos y el antisemitismo, trajeron de alguna manera algo más que ideas y extendieron la modernidad por todo Oriente Medio. Creo que les interesaban las cuestiones relacionadas con el diseño, pero también en las opciones sociopolíticas de esta joven sociedad: los ‘kibouts’, que quiere decir ‘ideas colectivas’, y cómo puede un arquitecto encontrar su lugar en estas nuevas condiciones sociales. Así que creo que para estos jóvenes arquitectos de la Bauhaus como mi padre, Munio Weinraub, fue un gran reto venir a Palestina – a Israel- e intentar pensar en cómo podían trasladar las experiencias que habían tenido con Kandinsky, con Mies Van Der Rohe, con Walter Gropius, y configurar una arquitectura que por una parte será moderna y minimalista y por la otra estará relacionada con un determinado contexto sociopolítico. Así que creo que es un periodo muy fascinante.
[…] En Israel aun hay un enorme patrimonio de arquitectura moderna gracias a esta joven generación que hacía arquitectura muy minimalista, no demasiado ecléctica. No sólo se iban de Europa sino que también instalaron una nueva tradición arquitectónica en Israel. Creo que esta arquitectura, nada ecléctica, creó un tipo de arquitectura y carácter israelí. Pienso que la arquitectura también tuvo un impacto en el ser humano. Por ejemplo, cuando ves sociedades europeas modernas y democráticas cuyas sedes gubernamentales son siempre palacios, palacios de monarcas con todo ese oro y todo lo kitsch y todo lo decorativo… Y poco a poco los ministros, sean de izquierdas o de derechas, adoptan esta arquitectura y se convierten en pequeños monarcas. Creo que Le Corbusier tenía razón cuando sugirió la destrucción de alguna de esta arquitectura para reemplazarla por una estructura moderna, porque no es sólo que las personas creen la forma, sino que ésta da forma a su vez a la actitud de las personas.
Cuando hago una película, también es una cuestión importante situar a las personas en el espacio. Así que no es simplemente una narración ni una historia ni el significado de la película: como dijo Jean-François Chevrier, también se trata del significado formal y de la relación entre narrativa y forma. Y creo que esta exposición en el Reina Sofía también se apoya en las biografías de mis padres, y de alguna forma podría decirse que mi madre contribuyó mucho a la narrativa y a la presencia verbal de varias películas, mientras que mi padre, al ser arquitecto, contribuyó a la forma. Así que de alguna manera las películas- pero también la exposición en el Reina Sofía- se basan en estas biografías familiares.
[…] Mi madre es hija de dos personas que dejaron Rusia en 1905 y emigraron a Palestina. En aquella época, sólo había 50.000 judíos viviendo allí, así que estos nuevos inmigrantes tuvieron un enorme impacto en la futura forma de la sociedad israelí, porque no eran religiosos, sino laicos, y eran socialistas, así que les gustaban las experiencias colectivas. Y creo que parte del proyecto en el que he estado inmerso tiene que ver con dejar una huella, con devolver la voz a estas corrientes originales, porque hoy en día nos alejamos bastante de estas ideas utópicas de personas como mi madre. Pero, sabes, a veces, cuando la situación en el presente está ligeramente bloqueada hay que dirigir la mirada al pasado para evolucionar hacia el futuro. Si simplemente insistes en el tiempo presente, de alguna manera te conviertes en un ser cautivo de él, y te sitúas en una especie de ‘impasse’. Así que creo que a través de las cartas de mi madre, se puede ver una visión de un Oriente Medio mucho más abierto.
No sé si es cuestión de hombres o de género o géneros o de hombres y mujeres- creo que tiene más que ver con el hecho de que cuando hay inmigración procedente de países orientales, la estructura familiar es diferente, y estos tipos de viviendas públicas colectivas se construyeron en base a una cierta idea occidental de una nueva sociedad de clases. Así que no son muy flexibles, sino que fragmentan la estructura social. En la película Arquitectura, de las más antiguas, y que puede verse ahora en el Reina Sofía, planteé la cuestión de la falta de elasticidad de este tipo de viviendas públicas colectivas, que se ve por todas partes: lo vemos en Oriente Medio, lo vemos en Europa… se convierten en una forma problemática de empaquetar a la gente. Así que una vez más, la cuestión de la relación entre forma, narrativa y significado… Ya sabes: ¿De qué manera puede el arte, el cine o la fotografía expresar estas cuestiones? ¿Debería el arte ser puro y formalista o debería tener contenido? Creo que en general, la dirección del Reina Sofía es decirle al artista: ‘todas las formas de expresión humana son legítimas’, o sea que, cuando Manolo puso enfrente del Guernica de Picasso un periódico hecho por Buñuel, y cuando el sonido está en la habitación de al lado, significa que tanto el sonido como el periódico como la pintura son formas diferentes de expresión humana, y debemos ver el conjunto de la misma en cada situación. Al mismo tiempo, los artistas no pueden escapar de la implicación con el contexto que les rodea, así que a lo mejor deben ayudarnos a reflexionar sobre lo que piensan. Por ejemplo, el Guernica de 1937 es una declaración, es un cuadro, es una afirmación, es un llanto… Y también, el trabajo de Buñuel y de otros que dieron forma de manera activa a esta visión. Así que los artistas no tienen poder real, en la realidad, sino que tienen una especie de poder simbólico, y creo que a veces debemos escuchar sus reflexiones y valorar sus voces críticas.