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Arte y transición (1/2) Experiencias colectivas en Madrid y Barcelona
Antoni Mercader: Yo creo que la situación era que el contexto ardía.
Tino Calabuig, artista y miembro fundador de la Galería Redor: Redor nace en 1970 exactamente. Buscábamos un local, un pequeño taller para poder hacer serigrafía. Montamos un local en la calle Villalar de Madrid donde yo había encontrado un piso en el que vivía, y donde había un bajo libre. Empezamos a trabajar.
Alberto Corazón, artista y miembro fundador de la Galería Redor: Yo en esos momentos estoy empezando a explorar las posibilidades de la serigrafía. Lo que me interesaba fundamentalmente era la imagen fotográfica. Y la imagen fotográfica y su reproducción eran sólo posibles a partir de la serigrafía.
Montamos el taller como un taller de serigrafía. Inmediatamente se incorpora Raimundo Patiño, que también busca un estudio. Al poco tiempo Tino plantea que podía ser interesante que una parte del espacio sea taller y otra parte del espacio se dedique a una sala de exposiciones para trabajos que no tengan cabida en las galerías comerciales.
Tino Calabuig: Por ejemplo hicimos el taller Redor, donde vinieron algunos alumnos de la escuela de Bellas Artes, donde estaba Raimundo Patiño con un espacio al fondo en que pintaba. Y ahí se empezaron a hacer, en relación con el taller Redor, trabajos de serigrafía que no tenían ninguna vinculación con el Partido (Comunista). Era otro trabajo, otra historia.
Alberto Corazón: Entonces hago un logo para la galería muy programático, que en lugar de los artilugios propios del arte, lo que hago es un tornillo con una tuerca. Enseguida Redor se consolida como un espacio alternativo donde se hacen todo tipo de cosas, de reuniones, panfletos.
Tino Calabuig: Incorporar lenguajes que rompen con el lenguaje tradicional del cuadro de caballete. Tanto estos lenguajes como esos elementos como podía ser el sonido, como podía ser la proyección, como podía ser la escultura ambiental. Y elementos conceptuales al mismo tiempo. Hay una exposición que es una exposición sobre arquitectura, otra sobre fotografía con Pablo Pérez Minguez, en las que ya no sólo intervienen elementos objetuales sino también elementos conceptuales y así es como podemos ligarlo, sólo por la definición, con el arte de Simón Marchán Fiz Del Arte del objeto al Arte del concepto.
Alberto Corazón: Estamos hablando del año 1967, 1968 o 1969, yo creo.
Tino Calabuig: Cuando saca Simón el libro yo estaba totalmente metido en el tema del cine militante, había dejado de ser artista plástico por decirlo de alguna forma. Y me dediqué dos años o dos años y medio en cuerpo y alma al colectivo, a coger una cámara etc.
Tino Calabuig: Él no hace una exposición. Simón Marchán conoce muy bien toda la Historia del Arte y de la arquitectura en Alemania, Bauhaus y demás. Y hablamos alrededor de un libro que tenía sobre los fotomontajes de Heartfield y surgió la idea, fue un descubrimiento que yo hice puesto que lo que yo conocía eran los fotomontajes que Renau había hecho durante la Guerra Civil y posteriormente en Estados Unidos.
Antoni Mercader, artista y miebro fundador del Grup de Treball:
Bueno, germinaron en Bañolas 1963, cuando se hizo una convocatoria para presentar trabajos y discutir. A partir de un texto que Carles Santos había presentado en este certamen Bañolas Art Concepte 1963 se empezó a ver la necesidad de trabajar en equipo, de trabajar juntos y cada vez que trabajábamos juntos se ponía "grup de treball", o sea "grupo de trabajo", dos puntos y los nombres. Y al final la denominación se quedó con Grup de Treball.
Uno de los trabajos característicos del Grup de Treball es un cartel para la solidaridad con el movimiento obrero, es decir, un cartel que se imprimía clandestinamente, que se repartía clandestinamente que se recogía algo de dinero. Un cartel de solidaridad con la problemática de la lucha obrera, que era intensa y grave.
Hay que pensar que la mayoría de las muestras o eventos que organizó Grup de Treball eran exposiciones donde había un centro informativo, un lugar donde se podían consultar catálogos internacionales, libros y una fotocopiadora donde se podían fotocopiar estos ejemplares. Este aspecto informativo era muy importante. Y estaba al tanto, por ejemplo los catálogos de exposiciones importantes europeas y americanas etc. estaban merced al intercambio de los miembros que estaban viviendo y trabajando en el extranjero que hacía que tuviéramos esta información.
Y nuestro, no me gustaría llamarlo estilo, nuestra forma de trabajar, las formulaciones que hacía el grupo, estaban formalmente en la línea de los conceptualismos tanto del norte como sobretodo del sur. Con el tiempo se ha demostrado que no son lo mismo los conceptualismos del norte, lo anglosajón etc., con la línea predominante de todos los aspectos propagandísticos de difusión y demás, que los que podríamos llamar conceptualismos del sur que podrían ser Italia, los países del Este (de Europa) que también tuvieron su época conceptual, y por descontado España y Latinoamérica.
En Barcelona no hubo nunca un Partido Comunista, estaba el Partido Socialista Unificado de Cataluña. Teníamos más o menos una relación individualmente, más o menos, aunque estando en pleno Franquismo, con las filiaciones pasaba lo mismo que con los eslabones, no se mencionaban, no se citaban, no interesaban más que a uno mismo por temas de seguridad. Pero en aquel momento la opción dominante de izquierdas y dentro del ambiente intelectual y artístico era de predominancia del P.S.U.C.