Colectivo Acciones de Arte (C.A.D.A.) 1979-1985. Del 12 de abril de 2016 al 13 de septiembre de 2016. Edificio Nouvel. Biblioteca. Espacio D
Entrevista con Francisco Godoy, comisario de la exposición.
El C.A.D.A. fue un colectivo que operó en Chile durante la dictadura de Pinochet, a partir del año 1979 en adelante. Estuvo conformado por 5 agentes que eran quienes gestionaban el C.A.D.A., aunque C.A.D.A. era una acción colectiva masiva, en la que participaba mucha gente artistas y no artistas, el núcleo duro del C.A.D.A. eran dos artistas visuales Lotty Rosenfeld y Juan Castillo, un sociólogo Fernando Balcells y dos escritores Raúl Zurita y Diamela Eltit. Es decir había una alianza entre esa dimensión de intervención social que pretendía el colectivo y por otro lado la estrategia que empleaba el colectivo para su intervención social que estaba vinculada a esa relación de literatura y artes visuales, entre texto e imagen.
Es una generación que va a romper con todas prácticas de la militancia previas al golpe de estado. Todas las prácticas que había avalado el gobierno de Salvador Allende, esta nueva generación que opera en dictadura intenta por un lado desmarcarse de esa tradición de una militancia ortodoxa y por otro lado buscar formas experimentales con las que combatir las políticas de represión subjetiva que operaba el régimen. Es decir cómo generar nuevas formas de subjetividad política en un contexto donde la política oficial mermaba todas las formas posibles de colectividad de relaciones afectivas, colectivas, etc.
Toda esta gente que confluye en el C.A.D.A. va a pertenecer a lo que Nelly Richard va a llamar a partir del año 1983 la “Escena de avanzada” que opera en una lógica de transformar esas formas subjetivas que el régimen estaba mermando, tanto a través de la performance como a través la recuperación de imágenes de archivo. En particular el C.A.D.A. se distancia de aquellos que trabajan en el espacio “galerístico” y decide hacer un gesto radical que es salir de allí y entrar en el espacio público de la calle. Desmarcarse de ese lugar para el arte. De ahí también la propia contradicción de su nomenclatura. Colectivo Acciones de Arte, pero al mismo tiempo están haciendo una propuesta que invita a todo el mundo a ser artista. Todo aquél que pretende transformar su formas de vida cotidiana para el C.A.D.A. va a ser un artista. Hay ese doble juego de asumir las prácticas cotidianas como una práctica artística y al mismo tiempo apropiarse de la noción de arte para también ser validados por las formas represoras del régimen. Es decir cuando cualquier acción pública pasa por la veladura del arte tiene una cierta libertad creativa que le permite realizar una serie de operaciones que si se definen como militancia no estarían aceptadas.
C.A.D.A. hizo diferentes acciones públicas, C.A.D.A. uno de estos proyectos tenían varías etapas y respondían a diferentes agentes de intervención, es decir con quiénes querían actuar. En Para no morir de hambre en el arte que es la primera acción esto queda muy claro en la medida que por un lado intervienen en un barrio popular de Santiago repartiendo bolsas de leche retomando la medida que había implantado Salvador Allende de medio litro de leche al día para C.A.D.A. niño chileno. Por un lado intervienen en el espacio de lo social mientras al mismo tiempo intervienen en el espacio de la prensa que tiene otro tipo de circulación y por otro lado van a intervenir frente a Naciones Unidas, es decir le van a hablar a las lógicas internacionales del poder. Van a tener estos distintos interlocutores y escenarios.
Había una necesidad de que las cosas estuvieran validadas por el régimen. Porque por ejemplo intervenir Santiago con seis aviones bombardeando con papeles tiene una reminiscencia terrible con el Golpe de Estado y había que buscar la estrategia para realizar esa acción sin ser atacados por el propio régimen. En la exposición están las cartas que envían a la dirección aeronáutica nacional pidiendo la autorización respaldándose en la idea de que son un colectivo artístico sumamente famoso a nivel internacional y que por eso este gesto poético de tirar papeles tiene sentido, pero solo en esa validación internacional que había del colectivo en cuanto artístico.
NO+
En realidad el NO+ fue la máxima explosión del C.A.D.A.. Esa pulsión por hablarle a todas estas voces a todos estos interlocutores explosiona con el NO+ operando en una forma de trabajo que va a tener el C.A.D.A. que son los llamamientos internacionales a artistas para una determinada acción. Esta en particular fue la de inventar esta economía del lenguaje, NO+, para incitar a diferentes formas de protesta. A diferentes formas de negatividad, de todas las cosas que la gente no quería conmemorando los diez años del Golpe de Estado. Lo que hacen es hacer ese llamamiento internacional que está sumamente reflejado en la exposición donde diferentes artistas van a generar imágenes con texto a partir de este NO+ interviniéndolo completándolo con la información que ellos consideraran oportuna; se hicieron multitud formas tanto visuales como textuales vinculadas al exilio, a la represión, a los detenidos y desaparecidos, etc. Lo que sucede también es que multitud de otros agentes sociales, no artísticos, van a empezar a utilizar esta forma del NO+ en las calles de Santiago. Va a haber un reconocimiento colectivo de muchas personas con ese eslogan de “NO+ algo” y uno de ellos quizá el más significativo va a ser “Mujeres por la Vida” que es una asociación de mujeres en contra de la dictadura que va a utilizar este eslogan del NO+ en su solapa incluso como simbología y por otro lado en su publicación, a partir de la cual van a hacer una reapropiación una reinvención del NO+ planteando la idea de NO+ porque somos más
Además Lotty Rosenfeld, una de las artistas del colectivo, ella estaba muy vinculada a Mujeres por la Vida. Había una relación con un activismo feminista que se genera también durante la dictadura. Había toda una cuestión relacionada a los familiares de detenidos desaparecidos que eran asociaciones de mujeres en realidad. Se llamaban la Asociación de familiares desaparecidos y la Asociación de ejecutados políticos
Eran mujeres que se habían inventado la noción de la cueca sola, un baile en pareja que se reinventa en un baile individual que es eterno hasta que reaparezcan. Esa performance de la cueca sola era una forma de pedir el retorno con vida, la devolución con vida de sus familiares.
Para la exposición lo que hemos hecho ha sido intentar recuperar este mismo espíritu de una obra abierta que proponía el NO+ de C.A.D.A. para resituarlo en el contexto español con la invitación a 5 artistas o colectivos de artistas con otros tantos colectivos sociales para generar en conjunto nuevas versiones contemporáneas y contextuales que respondan a ciertas problemáticas de hoy en el estado español con esta estrategia visual y textual que es el NO+
Traer en hoy en día al contexto español al Colectivo de Acciones de Arte tiene una doble función. Por un lado un ejercicio de justicia histórica de todos estos materiales que hasta hace poco estaban guardados en una caja en la casa de Lotty Rosenfeld y que el Museo Reina Sofía adquirió. Es decir gran parte de la exposición son materiales adquiridos por el Museo que ahora se pueden ver en el presente. Y por otro lado existía la necesidad de conectar el proyecto del C.A.D.A. con el contexto local y generar esta activación de la memoria, formas de que no se queden encerradas en una vitrina en su condición contemplativa sino que tengan la posibilidad de intervenir las lógicas del presente.