Vista de sala de la exposición. Encuentros de Pamplona 72: Fin de fiesta del Arte Experimental, 2009

Encuentros de Pamplona 1972

Fin de fiesta del arte experimental

miércoles 19 enero 2011
11:11
Política
Acción
Poesía
Lenguaje
Arte Sonoro
Arquitectura
Espacio
Música
Crítica
Esfera Pública
Modernidad
Experimentación

En una historia de momentos cronológicos insignificantes, que gire de los grandes acontecimientos (1914, 1939, 1968…), a instantes de cambio imperceptibles, el año 1972 representa un punto de inflexión. Junto a la crisis del petróleo, la guerra de Vietnam y las últimas dictaduras en el contexto internacional, aparecen una serie de cambios que determinan el ecosistema del arte en los próximos años, así como la nueva relación entre arte, política y sociedad que caracterizará el devenir del arte contemporáneo. En la Documenta V de Kassel, Harald Szeemann define el estatus del comisario de exposiciones en torno a una subjetividad obsesiva, plegada en sus propia dimensión narcisista, bajo el término mitologías individuales. En el resto de Europa, se establece un conjunto de exposiciones periódicas (el Sculpture Project y Prospekt) que marcan un nuevo eje de relaciones entre Europa y Estados Unidos, poniendo fin a las políticas de disensión de la guerra fría cultural entre ambos continentes.

En España, los Encuentros de Pamplona de 1972 suponen uno de los hitos y orígenes que marcan el relato fundacional de la contemporaneidad artística en este país. Más que exposición, se constituyó en un espacio de encuentro y laboratorio de ideas en el contexto urbano de las neovanguardias internacionales. La ciudad se transformó en un espacio donde probar los nuevos comportamientos artísticos, performances y actitudes que caracterizan un arte que abandona el objeto y gira en torno a las relaciones que éste establece, en su dimensión institucional y pública. Este giro performativo, que tan bien describen los Encuentros, tuvo lugar en la España de la dictadura franquista, patrocinado por una burguesía relacionada con la élite política del franquismo. De esta forma, los Encuentros de Pamplona no están exentos de la metáfora del carnaval, de la que ha hablado Mikhail Bakhtin, en la que la disensión y ruptura se permite como un exceso radical para una vuelta reforzada a la normalidad. En esta cápsula, se conversa con artistas y comisarios de esta exposición y el legado contradictorio de los Encuentros de Pamplona a día de hoy.

Realización

Xoan-Xil López y Chema González

Licencia
Creative Commons by-nc-sa 4.0

Encuentros de Pamplona 1972

Fin de fiesta del arte experimental

Encuentros de Pamplona 72. Fin de fiesta del arte experimental. Del 28 de octubre de 2009 al 22 de febrero de 2010.

Ese es el micrófono/
¿Así ya vale?/
Allí hubo una confluencia insólita/
Es decir, realmente, la gente acudió en masa a los actos/
Bienvenidos a los Encuentros de Pamplona

Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía: No es casualidad que hagamos Encuentros de Pamplona porque es posiblemente uno de los eventos más importantes que se han producido en nuestra historia reciente. Es el hecho de unir la vanguardia con lo popular. Es el hecho de unir el arte programático con la fiesta, con lo carnavalesco, con utilizar las palabras de los términos de Bajtín.
Los Encuentros de Pamplona es más radical que la Documenta 5. Se rompen muchas más estructuras de visibilidad tradicionales que en la Documenta 5.

El arte que se hacía era un arte de público pero no era un arte monumental. Era un arte que tomaba la calle, era un arte en el cual el público era activo. No era meramente un espectador pasivo. Trata de solucionar una de las grandes dicotomías que han existido en el siglo XX como es política y poética; política y arte. Y lo soluciona a partir de lo que Mallarmé denominó años antes “La acción restringida” a partir de los pequeños eventos. Los Encuentros de Pamplona también reflejaron de algún modo o también se constituyeron a partir de una antagonismo. A partir del antagonismo entre dos modelos de vanguardia como era un modelo de vanguardia antiguo, un modelo de vanguardia que había dominado España durante los años 50 y 60, que tenía que ver, por un lado, con el informalismo: Tàpies, Saura, etc… Y por otro lado, con un cierto realismo. Una concepción de vanguardia que estaba muy basada en ciertas ideas del Partido Comunista. Un concepto de vanguardia que criticaba el lenguaje de la tiranía y criticaba una situación política muy dura en este país, pero que se había olvidado de algún modo de criticar la tiranía del propio lenguaje.

José Díaz Cuyás, comisario de la exposición: En realidad el origen de los encuentros es que Jesús Ugarte solicita a Luis de Pablo ideas para el Orfeón Donostiarra. De manera que, aquello que iba a ser un programa musical interesante, en relación con la música contemporánea de vanguardia, acaba derivando en un festival internacional de las artes de todos los géneros. Pero el impulso inicial es un regalo. Esto es muy significativo porque condiciona el desarrollo posterior de todos los encuentros. Es decir, condiciona la libertad con que los gestores pudieron organizar los encuentros. Ellos insisten en que no había intermediarios culturales. Es decir, que son artistas los que organizan los encuentros.
Los Encuentros de Pamplona son un evento histórico. Lo interesante es la densidad histórica que entraña como tal evento. Destacar que se trata del festival internacional de vanguardia más importante de la segunda mitad del siglo en España. En el año 72 este evento sitúa en un tour artístico cultural a la capital de Navarra. El Régimen, pudo admitir con recelo que en Pamplona se celebraran estos encuentros. Bien es cierto que, hasta que no se inauguraron no había seguridad de que se pudieran celebrar y hubo rumores de cierre permanentes.
En los 60 en España era así como se hablaba de esto; del cine experimental, del teatro experimental, se hablaba de la música experimental… Hemos preferido este concepto, al digamos más extendido de “conceptualismos” o “conceptual”, porque creo que ese concepto cubre, de algún modo, una realidad histórica, al intentar homologarla a los movimientos internacionales según una historia más canónica de los movimientos artísticos.
Este proyecto nace englobado dentro de un proyecto más grande que es Desacuerdos hace unos cinco años. En él participamos Esteban Pujals, Carmen Pardo y yo mismo. Esteban en la parte de poesías. Su tema era la poesía experimental. Carmen y yo nos ocupamos de los Encuentros. De manera que de ahí es de donde viene, de donde surge este proyecto que ahora se ha convertido en esta exposición y en este catálogo. Los Encuentros se hicieron con la resistencia no solamente del Régimen, sino también de cierta intelectualidad de izquierdas.

Isidoro Valcárcel Medina, artista: Mi participación consistió en instalar unos tubos de andamiaje en el Paseo Sarasate, que es el paseo central de la ciudad y, afortunadamente la gente se dio cuenta de que aquello era una metedura de pata y se los cargó. Por el propio abuso. El digno abuso.

José Antonio Sistiaga, cineasta: Lo que es interesante de esa cuestión y que yo creo que vale la pena preguntarse es: ¿Cuál es la diferencia entre iniciativa privada y la iniciativa pública? La iniciativa privada es muy rápida, económicamente mucho más barata y depende de la imaginación, de la curiosidad, de la anarquía y del valor de una persona o una familia, como es en este caso. Mientras que la iniciativa pública, lo que entra primero es la cobardía, el temor a ser censurado por los que están por encima de tu puesto, que te quiten en puesto que te acaban de ofrecer y es cuando se vuelve todo conservador.

Luis Lugán, artista: Me encontré con un esquema más reducido. Entonces llamé a Alexanco y le dije: “oye mira, para los Encuentros de Pamplona yo tengo un trabajo que a lo mejor era interesante”. Que era hacer una instalación telefónica. Pero una instalación telefónica con todo lo que se prevé que puede hacer la telefonía futura. Digo “Tengo esquemas tengo de todo. Mira, la instalación calculo que para que funcione una cosa bien tiene que ser, por lo menos, entre ochenta y cien teléfonos y cabinas telefónicas”. Claro, Alexanco y Luis de Pablo dicen: “¿Y de dónde sacamos cien teléfonos y diez cabinas u ochenta teléfonos y ocho cabinas? Y entonces les dije: “Pues mira, yo si queréis hago la gestión (como soy empleado de Telefónica) para ver si Telefónica nos lo presta. Cuarenta teléfonos murales intercomunicados, veinte teléfonos conexión temporizada, veinte teléfonos murales con mensaje, veinte teléfonos con música, sonidos y exóticos y después diez cabinas; ruidos ambientales, bares, casas de citas… Un crítico ha dicho en su momento que era un anticipo de todo lo que hay ahora, el chat, por ejemplo.