Allan Sekula y Noël Burch. The Forgotten Space, 2010

Entre la fotografía y el documento

Entrevista con Allan Sekula

martes 17 mayo 2011
8:34
Audiovisual
Archivo
Sonido

Allan Sekula (1951) es fotógrafo, cineasta y teórico. Con motivo de la presentación del documental y ensayo fílmico The Forgotten Space (2010), realizado junto a Noël Burch, Sekula charla con la Radio del Museo Reina Sofía sobre algunos de los aspectos más representativos de su trayectoria. En su trabajo fotográfico – indisolublemente ligado a la labor que desempeña como historiador, teórico y crítico de la fotografía- Allan Sekula aborda las posibilidades de la acumulación de imágenes y del retrato social como forma alternativa al archivo, modelo en el que el fotógrafo reconoce un tratamiento burocrático de los materiales.

Sekula brinda además unas interesantes reflexiones en torno al sonido y el silencio en la fotografía y el cine. Sonido que en el documental The Forgotten Space fluye entre la voz del narrador, los sonidos del mar, la música y la palabras de sus protagonistas, sonido también que acompaña el total de la entrevista. Dándoles el lugar que precisan en cada momento, Sekula y Burch presentan un documental que aborda la política económica del mar desde una visualidad y una sonoridad que entreteje perfectamente el complejo discurso del documental. El mar, los flujos y la navegación como metáforas de la economía mundial necesitan ser revisados y criticados para recuperar el lugar de este espacio olvidado.

Realización

María Andueza

Locución

Vanessa Alonso

Licencia
Creative Commons by-nc-sa 4.0

Entre la fotografía y el documento

Entrevista con Allan Sekula

Entre la fotografía y el documento. 
Entrevista con Allan Sekula

Allan Sekula: Mi nombre es Allan Sekula, soy escritor, fotógrafo, cineasta, quizá algunas personas dirán artista de Los Angeles.

No me parece que la foto tenga una posición fija dentro del sistema de las artes y para mí ha sido siempre interesante que la fotografía no tenga un hogar estable, que sea un arte literal como también dijo Clement Greenberg quien por otra parte estaba defendiendo la autonomía de los comienzos de la modernidad. Él a finales de los 40 habló de su preferencia de Walker Evans sobre Edward Weston precisamente porque Evans entendió las cualidades narrativas y literalistas de las fotos. También creo que porque la fotografía está en los cimientos del cine existe esa extraña relación con la imagen en movimiento.

Estoy más interesado en la multiplicidad de lo que estoy en intentar destilar la esencia de la fotografía; entiendo que hay unas condiciones fundamentales de lo fotográfico y no estoy en completo desacuerdo con ello siempre y cuando se tengan en cuenta sus condiciones de presentación, de implementación, esto es, siempre que se tenga en cuenta el dispositivo de la fotografía.

He trabajado en proyectos que tratan de continuar la idea de documental social pero desde un punto de vista que refleja alguna de las lecciones del arte conceptual, la semiótica, la teoría cultural del último medio siglo.

Diría que el modo institucional de la fotografía como documento, es el archivo, pero lo que defiendo al nivel de la práctica es algo que es de algún modo contrario al archivo, un tipo de articulación discursiva de posibilidades de significado que no se reducen al paradigma del archivo.

El paradigma es un tipo de sustitución que nos permite coger una imagen, otra, organizar imágenes. Muchos artistas han llegado a la conclusión de que mediante la demostración de que el archivo existe se hace una crítica activa, pero yo creo que es una forma burocrática de describir lo que el tratamiento burocrático de imágenes ya provoca.

Creo que se puede separar el problema del archivo como un tipo de problema de la historia del arte, de la historia cultural o de la historia de la fotografía, del trabajo que uno hace como artista. Yo separo estas dos cosas. Para mí, una idea severa de archivo lleva a una repetición de modelos banales, el modelo de la lista y estoy más interesado en un algo discursivamente más complejo, algo más como un ensayo.

Un tipo de economía de la imagen que implica la eliminación, la edición, cortar, el montaje. Lo que me interesa es encontrar el menor número de imágenes que funcionan. Creo que es importante reconocer que la fotografía es silencio. Y el libro fotográfico es silencio. El único sonido es el de los dedos en el papel.

Mientras que en el cine, cuando estás haciendo una película sonora estás tratando con la música con el sonido ambiente, con el sonido ambiente, la voz humana, los sonidos de animales… Hay una especie de panoplia de vibraciones acústicas que es tan potente como las vibraciones ópticas de las imágenes, tienes que trabajar con eso, es muy diferente. Cuanto más trabajo con cine más me doy cuenta de esta diferencia. Creo que el silencio de la fotografía ha hecho que trabaje más profundamente con el sonido.

Bien… el mar… Una cosa de la que uno debe distanciarse es de la metáfora vacía del mar que encontramos cuando hablamos de navegar en la web o por Internet, un tipo de lenguaje que ha heredado el discurso de la nueva economía, Y la nueva economía evoca el lenguaje del mar solo para suprimirlo, de modo que creo debemos volver a ese problema lo primero. Es por un lado olvidar el mar, el verdadero mar y por otro lado una metaforización del mar que es básicamente otra forma de olvidarlo.

Si el mar nos mata, y sabemos que el mar tiene este poder de matar, ¿qué significa que ahora tengamos también la capacidad de matar al mar, como vemos en Fukushima, como vemos en todo lo que está pasando?

Hay una urgencia de repensar, y creo que es una tarea de los climatólogos, oceanógrafos, geofísicos y la gente haciendo política… pero también es una tarea que los artistas deben afrontar. El problema no es tanto olvidar el mar sino la forma equivocada de acordarnos de él.