Hacia un socialismo de la creatividad
Luis Camnitzer, en conversación con María Acaso y Selina Blasco
- Encuentro
- Seminarios y conferencias

Celebrada el Miércoles, 17 de octubre, 2018 - 19:00 h
En el marco de la exposición retrospectiva Luis Camnitzer. Hospicio de utopías fallidas (17 de octubre de 2018 – 4 de marzo de 2019) y del lanzamiento del programa de estudios, residencias y producciones culturales Escuela Perturbable, se celebra este encuentro con el artista, en el que conversará sobre su concepción de una pedagogía artística crítica, tanto en la escuela y la universidad como en el museo, y sobre cómo sitúa en su trayectoria artística esta labor reflexiva.
Luis Camnitzer (Lübeck, 1937) considera el arte conceptual como una práctica de intervención política en contextos de una esfera pública reprimida. Así sucede no solo en su trabajo artístico sino también en sus comisariados, como demuestra la influyente e histórica exposición Global conceptualism: points of origin, 1950s-1980s (ideada junto con Jane Farver y Rachel Weiss en el Queens Museum de Nueva York en 1999). A la vez, Camnitzer es uno de los pensadores más incisivos en cuanto a las relaciones entre arte y educación, tema que le sirve para plantear distintas posibilidades sobre la institución museística, el objeto artístico, el público e incluso la función del arte.
¿En qué se basan sus ideas sobre la educación y el arte? Contra la concepción dominante, que entiende el aprendizaje supeditado a la explicación de la obra de arte, Camnitzer defiende una integración entre ambos que permita subvertir esta dependencia tradicional y buscar sistemas alternativos a la lógica del mercado, donde el arte se concibe para la producción del objeto artístico y la educación se piensa como un entrenamiento hacia un fin. En esta nueva relación, según Camnitzer, “la educación es arte y el arte es educación”. Además, esta nueva idea del arte supone cuestionar radicalmente los límites del museo y de la obra y, en las palabras del artista que dan título a este debate: “liberar al espectador para que piense artísticamente en todo lo que hace y ayudarle a crear un socialismo de la creación”.
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Museo Reina Sofía
Programa educativo desarrollado con el patrocinio de

Participantes
María Acaso. Jefa del Área de Educación del Museo Reina Sofía. Docente y teórica, ha reflexionado sobre el concepto de “revolución educativa”, un método de acción para desarrollar una práctica pedagógica alternativa. Ha publicado, entre otros, Art Thinking: un libro que revolucionará la manera de educar (2017) y La educación artística no son manualidades. Nuevas prácticas en la enseñanza de las artes y la cultura visual (2014). Es fundadora de Pedagogías Invisibles, colectivo de educación disruptiva.
Selina Blasco. Profesora de Historia del Arte en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Entre otras iniciativas colectivas, ha impulsado “Sin créditos”, un programa basado en el aprendizaje como proceso experimental. Es una de las coordinadoras académicas del Máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual que se imparte en el Museo Reina Sofía.
Luis Camnitzer. Artista, educador y teórico. Ha expuesto en las bienales de Venecia, São Paulo, Whitney Museum y en la documenta de Kassel, entre otras. Su obra forma parte de las colecciones del MoMA (Nueva York), Getty Museum (Los Ángeles), Tate Modern (Londres), Blanton Museum (Austin, Texas), Colección Cisneros (Caracas/Nueva York) y Museo Reina Sofía (Madrid). Entre sus publicaciones destacan Arte y Enseñanza: La ética del poder (2000) y Didáctica de la liberación. Arte conceptualista latinoamericano (2009). Fue comisario pedagógico de la 6ª Bienal de Mercosul y de la Fundación Iberé Camargo (Porto Alegre) entre 2007 y 2010
Más actividades
Zum: Naufragio con espectadores
14, 16, 17, 17, 18, 21, 23, 24, 24, 25, 28, 30, 31, 31 OCT, 21, 21, 22, 25, 27, 28, 28, 29 NOV, 2, 4, 5, 5 DIC 2024
Zum. Naufragio con espectadores es un recorrido —diseñado por Miguel Vega Manrique en colaboración con el Área de Educación del Museo Reina Sofía y dirigido a alumnos del curso 4º de la ESO y Bachillerato— que busca cuestionar el lugar desde el cual, como espectadores, nos aproximamos al mundo que nos rodea a través de conceptos como la desorientación, la curiosidad, lo imprevisible, el desconcierto y la experimentación, presos de un estado de embriaguez más o menos reversible.
El recorrido se desarrolla en el espacio de la Colección Un barco ebrio: eclecticismo, institucionalidad y desobediencia en los ochenta, situado en la Planta 0 del Edificio Nouvel. En él se nos invita a sumergirnos en el Museo como posibles náufragos de una historia reciente cuyos pilares residen sobre el consenso político de la socialdemocracia, el régimen económico de capitalismo de consumo y las consiguientes crisis globales que asolan el planeta.
El barco ebrio, en alusión a Le bateau ivre, poema de Arthur Rimbaud que aludiría a la deriva de un arte que navega sin un rumbo fijo, fue el título descartado por el comisario Rudi Fuchs para la documenta 7 de Kassel (1982), en la que se comienza a proponer una mediación cultural que transite por una concepción cambiante e inestable del cuerpo en diálogo con la enfermedad, la tecnología, la ciencia, lo escultórico, el diseño y la teátrica de las identidades y del conocimiento que nos constituyen.
En este contexto, las metáforas de la embriaguez, la navegación y el naufragio como riesgo implícito nos sirven para reflexionar sobre los límites de un espacio y de una visualidad determinados, con una idea instituida de frontera y de cuerpo. ¿Es el naufragio el precio a pagar por una estabilidad, una modernidad, un orden institucional aparentemente inamovibles? ¿Podemos vivir sin las pasiones, vientos, tormentas o calamidades que de vez en cuando arrastran todo consigo? ¿Qué sensaciones, afectos, peligros o emociones despiertan en el espectador la puesta en escena y el espectáculo en los que participa?
Chema García Ibarra. Espíritu sagrado
8 NOV 2024
Aconsejaba Kipling a la hora de construir un relato no adoptar la figura de un demiurgo omnisciente, sino ignorar parte de la historia durante su narración. Y es ahí donde reside la imprevisibilidad narrativa y la potencia dramática de Espíritu sagrado, primer largometraje de un director, Chema García Ibarra, que se había hecho notar allá por 2009 con su corto El ataque de los robots de Nebulosa-5. Desde entonces su obra ha seguido el sendero de una particular ciencia ficción costumbrista ilicitana y de una aproximación a la fantasía desde lo cotidiano, y viceversa, que le permite seguir ahondando en los abismos que se abren en nuestro entorno más próximo. El hecho de utilizar intérpretes no profesionales contribuye a la misma sensación de extrañamiento que provoca el horror situado fuera de campo: el mal se cierne sobre el mundo, pero de nada vale “vigilar los cielos” porque este no va a llegar del espacio exterior, sino de nuestro entorno más cercano.