Dictadura y contemporaneidad (2/2)
Música entre los años 70 y principios de los 80
La primera parte de este repaso por la música avanzada española entre 1962 y 1982 finalizaba con un disco capital, el Why! del grupo catalán Máquina! Junto a Smash, Máquina! había abierto las puertas de una concepción diferente de un pop que hasta entonces se identificaba con una amalgama que lo mismo agrupaba a los Brincos como al Dúo Dinámico, a Los Salvajes como a Los Mismos: música de puro y alegre entretenimiento, plenamente aceptable en su misma ausencia de pretensiones y a veces tocada por la gracia de la ironía.
Así nacieron tres direcciones muy diferentes en una música ya decididamente dirigida a los jóvenes. Por un lado el rock progresivo de Smash o Máquina!, por otro la llamada Canción Popular o cançó en Catalunya y por otro los comienzos de una experimentación sonora muy influida por la electrónica, no solo de Stockhausen, sino de grupos alemanes como Tangerine Dream, Kraftwerk o Can.
Lo iniciado por Máquina! tendría su continuación en lo que a mediados de los setenta era ya conocido como Onda Layetana, en referencia al club y sello discográfica Zeleste, que tenía su sede en la calle Platerías de Barcelona, casi pegada a la gran Vía Layetana de la ciudad. Allí, un grupo comenzó a destacar muy pronto, la Orquestra Mirasol que en 1974 editaba un disco cuyo nombre era un manifiesto incompleto, Salsa Catalana.
- Audio: Orquestra Mirasol. "To de re per mandolina i clarinet" en Salsa Catalana, Edigsa (1974)
To de re per mandolina i clarinet, como el resto de salsa catalana, no era muy salsero en realidad. Y de catalán tenía un par de letras y canciones. En realidad, esta generación de músicos bebían de Miles Davis vía versiones menos intimidantes, como Herbie Hancock o Chick Corea. La música de la mayor parte de aquellos grupos, como Blay Tritono, Iceberg, y de otros que aparecieron en Andalucía como Medina Azahara o Alameda eran absolutamente derivativos de ese jazz rock que Miles había inaugurado con In a Silent Way. Más tarde otros como Gato Pérez o la refundada Mirasol Colores se decantarían directamente por una neo-salsa agradable pero que era muy pálida comparada con los ritmos morenos del Caribe o Nueva York. Alguno había, como la Companya Eléctrica Dharma, que procuraron acercarse algo más a aires propiamente catalanes con piezas como este L’ou comb balla de 1976.
- Audio: Companyia Electrica Dharma. " L’oucombballa," en L’oucombballa, Edigsa (1976)
Junto a los grupos andaluces antedichos, no malos pero tampoco brillantes, Andalucía estaba proponiendo otras opciones con grupos como Lole y Manuel, este último miembro que fue de Smash, o Triana, que se fijaban más en el rock progresivo inglés, donde aun predominaba la forma de canción y lograron bastante mayor éxito popular que los bastante limitados cauces por los que circulaba el rock layetano. En 1975 Triana editaba su primer disco, El Patio con una barbaridad de canción llamada Abre la puerta.
- Audio: Triana. "Abre la puerta" en Triana, Movieplay (1975)
De una vena algo diferente, pero también sevillana, nacería uno de los pocos grupos españoles verdaderamente grandes y originales, un grupo que llevaba el lenguaje propio del flamenco a parajes surrealistas, la mega-fusión de estilos a un estilo inigualable e irrepetible, una referencia de posibilidades que nunca llegaron a la loca inspiración de la fuente. Esto era Veneno.
- Audio: Veneno. "San José de Arimatea" en Veneno, CBS (1977)
La Canción Popular, a la cual sería mejor denominar Canción Progresista, había comenzado ya a finales de los años sesenta, sobre todo en Cataluña, simbolizados en un compositor y cantante conocido hoy en todo el mundo llamado Joan Manuel Serrat y otro menos famoso pero que marcó la pauta durante años, Raimon. Es curioso que ambos saltaran a la gran fama debido a dos festivales de canción pop. En 1963, los espectadores televisivos españoles que miraban el pintoresco y algo absurdo Festival del Mediterráneo quedaron bastante asombrados de que, casi por primera vez, se escuchara una canción, Se’n va anar, cantada en catalán por un muy joven Raimon y una improbable Salomé. El hecho de que la canción, tampoco nada del otro mundo, ganara el Festival provocó oleadas de indignación entre un franquismo que intuía en ello una conjura separatista. La anécdota es significativa porque Raimon pasó a ser uno de los cantautores más prohibidos del régimen. Raimon componía de forma muy básica y más que un gran artista era un gran mitinero que había elegido la música quizás fiado en aquella imagen de Woody Guthrie empuñando una guitarra donde ponía “Este es un arma de matar fascistas”, más o menos. El himno, tarareable hasta por el menos dotado, se llamaba Al vent.
- Audio: Raimon. "Al Vent" en Raimon, Ediphone (1963)
Al Vent tenía una enorme efectividad en asambleas de facultad o incluso de universidad, en grandes mítines. El caso de Serrat, quizás por su proyección, resulta aún más interesante. Serrat cantaba en catalán y en castellano, para gran indignación de la mayoría de sus compañeros de Els Setze Jutges, la agrupación de cantantes fundada en 1961 por Miquel Porter i Moix, Remei Margarit y Josep María Espinàs, y que operaba con criterios de club exclusivo. En Euskadi nacería la menos notoria Ez Dok Amairu y en Andalucía el Manifiesto Canción del Sur. Pero regresando a Serrat, el hecho es que fue seleccionado para representar a España nada menos que en el Festival de Eurovisión de 1968, cantando una canción no suya, sino compuesta por el Dúo Dinámico. Hay versiones divergentes sobre por qué Serrat exigió cantar La La La en catalán, pero el hecho es que lo hizo, de tal manera que acabó siendo sustituido a última hora por una emergente y minifaldera Massiel que logró un muy inesperado triunfo. Como fuere, un Serrat semicensurado se lanzó a hacer alguno de los discos más populares y representativos de los años setenta, como Machado o Mediterráneo. Y no obstante, la razón de su éxito primero y vía por la que transitarían luego decenas de cantautores serían himnos a las pequeñas cosas de la vida, en este caso campestre como esta Cançó de matinada.
- Audio: Joan Manuel Serrat. " Canço de matinada" en Canço de matinada, Edigsa (1963)
Curiosamente la Nova Cançó tenía una alternativa, llamada Grup de Folk. El Grup de Folk, de tendencias anarquizantes, festivas, estaba compuesto por grupos más psicodélicos que reivindicativos, como Pau Riba, Los Hermanos Batiste, Xesco Boix o incluso Oriol Tramvia, más la adhesión ocasional de dos rechazados de Els Setze Jutges como Maria del Mar Bonet o Ovidi Montllor.
El Grup fue fuertemente criticado por los más dogmáticos de entre los Jutges, pero su proyección sería larga a través de un tal Jaume Sisa, del mismo Poble Sec que Serrat, y que tras un grupo mítico con el madrileño Chachas denominado Música Dispersa, iniciaría una carrera impresionante basada en una canción eterna: Qualsevol nit pot sortir el sol.
- Audio: Sisa. "Qualsevol Nit Pot Sortir El Sol" en Qualsevol Nit Pot Sortir El Sol, Edigsa (1975)
Mención especial merece aquí el panorama castellano. En Madrid-Castilla, no había grupos como los Jutges sino algo más tardío, amplio y laxo llamado Canción del Pueblo. Ha de recordarse como, no tan paradójicamente, la represión y la censura eran más virulentas en la capital que en la periferia. Los recitales de canción, acogidos sobre todo en colegios mayores o instituciones universitarias, solían ser reprimidos sin más con las excusas más peregrinas. Lo mismo daba una Elisa Serna que un Hilario Camacho, que más diferentes no podían ser. De hecho, la canción de autor en castellano con mayor trascendencia en España y fuera de ella la traería un hijo del exilio parisino, Paco Ibáñez. En realidad Paco Ibáñez, que vivió poco tiempo en España, podría ser considerado más un cantante francés que propiamente español, pero su trabajo sobre la poesía de Rafael Alberti, Luis Cernuda, León Felipe, Antonio Machado, José Agustín Goytisolo, Luis de Góngora, Blas de Otero, Gabriel Celaya, Miguel Hernández y Francisco de Quevedo, García Lorca o Neruda le convertían en vehículo de buena parte de la poesía más comprometida y aguda de nuestro país, donde fue bastante censurado. Recordando a otros autores como Pablo Guerrero, Labordeta o Luis Pastor, vamos a cerrar este capítulo de la canción, que, muerto el dictador, dejaría de tener su sentido reivindicativo y solo en casos muy contados pudo sostenerse por sus valores, llamémosles, musicales.
- Audio: Paco Ibañez. "Don Dinero" en Ibañez 2, Moshé-Naïm (1968)
Mientras, la música experimental de orden académico, de gran protagonismo en el periodo 1962-1972 había sufrido una transformación gradual. Por un lado, algunos jóvenes discípulos de diferentes talleres como el de Alea, fundado por Luis de Pablos, se habían adentrado en trabajos más alejados de la vanguardia clásica, volcándose en mayor medida en la electrónica.
Si no en la primera línea de innovación, estos laboratorios mantenían una práctica muy avanzada con el uso de sintetizadores legendarios como el Synth1 o las primeras versiones de los programas desarrollados por Max Mathews. Entre estos laboratorios se encontraba el taller de Alea donde jóvenes como Emiliano del Cerro o Javier Maderuelo exploraban nuevas avenidas. Estas actividades merecerían por si solas una investigación, porque mucho de cuanto se realizó en ellos jamás vio la luz pública.
- Audio: Javier Maderuelo. "Eco" en La mosca tras la oreja, Ediciones Autor (2009)
Esto era Javier Maderuelo. Por el lado menos integrado en cualquier tipo de estructura, seguían trabajando los componentes del grupo ZAJ y nuevas iniciativas como las promovidas de forma incansable por Llorenç Barber, cuyos festivales de la libre improvisación sonora tenían casi el mismo carácter marginal del margen que el Grup de Folk. Entre ellos, pero no solo, se encontraban el Taller de Música Mundana, Eco-Grupo Experimental, Orquesta de las Nubes o el mismo Llorenç Barber.
- Audio: Orquesta de las nubes. "Parte I" en Me Paro Cuando Suena, Linterna Música (1983)
Orquesta de las nubes significaba un sesgo hacia distribuciones pop que no harían sino crecer. A mediados de los setenta, el público pop se había ido sofisticando notablemente. Lo que se vino a llamar luego prog-rock británico o la alta psicodelia americana ya no eran reductos subterráneos, sino bandas con atractivo mayoritario, como Pink Floyd, Soft Machine, o Genesis, o en Estados Unidos los innumerables hijos de Hendrix o de las escapadas músico-mentales de Grateful Dead. Este magma que venía acompañado por nombre referenciales como Stockhausen, Lamonte Young, Riley o Henry podía publicar en un sello como Gong, que precisamente había sido la casa de Triana, que escuchábamos antes. Allí por Horacio Vaggione y Eduardo Polonio, dos músicos perfectamente serios que luego editarían un nuevo disco Nuevos medios editaron It, un disco que precisamente por su distribución tuvo una influencia enorme.
- Audio: Eduardo Polonio y Horacio Vaggione. "1"en It, Movieplay (1976)
No obstante a mediados de esta época, en 1975, moría el dictador. Dejaría una monarquía parlamentaria y el país se encontró, casi sin darse cuenta, en una democracia, un estado semi-federal y plenamente integrado en las instituciones internacionales. Era, o iba a ser, el milagro español, acogido con ironía entre posmoderna y situacionista por una nueva generación que ni se había manifestado contra Franco por su edad y a la cual las actitudes antedichas le parecían tan del pasado como el mismo régimen. Pero aunque la gran revolución punk-pop echaría a andar ya en 1978, no sería hasta los años 80 cuando el gran público se percataría de su existencia. De modo que vamos a despedirnos con todo un himno, La pluma eléctrica de Kaka de Luxe. Muy breve, directo y con una letra que vale la pena escuchar.
- Audio: Kaka de Luxe. "La Pluma Electrónica" en Las canciones malditas, Chapa Discos (1983)