Lucy Lippard
¿Qué queremos decir? ¿Cómo queremos decirlo?
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Lucy Lippard, durante la conferencia en el Museo Reina Sofía, 2018
Celebrada el 18 y 19 de octubre, 2018 - 19:00 y 11:30 h
Lucy Lippard (1937), escritora, crítica de arte, comisaria y activista, cuyas reflexiones han estado en el centro del debate sobre el feminismo, la identidad y la capacidad de la vida para transformar el arte, protagoniza la séptima conferencia magistral del Museo Reina Sofía, que se complementa en esta ocasión con un taller impartido por la propia Lippard.
Su trabajo ha sido central para una serie de debates como la desmaterialización del arte a finales de 1960, la protesta artística frente a la Guerra de Vietnam en 1970, la identidad feminista, la estética de las minorías sociales en Estados Unidos y, ya en años recientes, las relaciones entre arte, territorio y ecología. Sin embargo, su devenir ha ido paulatinamente alejándola de las instituciones y del sistema del arte para acercarla al arte desde la propia vida.
Desde 2010, las conferencias magistrales inician o finalizan la actividad académica anual del Centro de Estudios. Linda Nochlin, T. J. Clark, Hans Belting, Simón Marchán, Benjamin Buchloh y Nelly Richard han explorado en cada una de ellas diferentes aproximaciones y tensiones metodológicas que han alterado la historiografía del arte en los últimos años. En esta séptima conferencia, el Museo renombra el programa como Cátedra Juan Antonio Ramírez, rindiendo así homenaje a este historiador y profesor de arte (1948-2009), fundador del Máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual organizado por las Universidades Autónoma y Complutense de Madrid y el Museo Reina Sofía, e incansable defensor de las posibilidades éticas y conceptuales del arte moderno y contemporáneo.
La Cátedra Juan Antonio Ramírez, con sus conferencias magistrales de periodicidad anual, quiere ser un espacio de reflexión sobre la historia del arte en sus límites y puntos de fuga, entendida como un discurso con unas características específicas (icónico-verbal, al decir de Ramírez) y con una importancia capital para la sociedad en un tiempo contemporáneo de saturación de imágenes. Además de por sus publicaciones sobre el cómic, la cultura de masas, Marcel Duchamp, Salvador Dalí o la arquitectura y el cine, Ramírez será sin duda recordado como portavoz infatigable en contra de la desaparición de la disciplina en los planes de estudio de la enseñanza media y como intelectual combativo en contra de los derechos de autor. Esta creencia en la necesidad de defender hoy la historia del arte en su vertiente más libre, inventiva y original es la que lleva al Museo a crear la Cátedra Juan Antonio Ramírez, cuya primera protagonista es precisamente Lucy Lippard, intelectual situada entre la curaduría, la crítica, la academia y la experimentación institucional.
Como presentación intelectual e inicio del debate de esta nueva conferencia magistral, publicamos aquí las propias palabras de la escritora:
“La opinión generalizada es que ‘el arte habla por sí mismo’, así que hasta el objetivo de decir algo más allá de la obra de arte puede ser polémico. James Baldwin sostuvo que ‘el objetivo del arte es poner al descubierto las preguntas que han quedado ocultas tras las respuestas’. Se trata de un asombroso don... y una asombrosa responsabilidad.
He defendido durante mucho tiempo que el arte que se escapa del mundo del arte y se fuga con la vida –energías sociales aún no reconocidas como arte. Hablando con amigos artistas (aquellos que abrieron el camino del mundo del arte hacia la vida), me he dado cuenta de que una de las cosas que más les interesa es la cuestión de hasta qué punto pueden alejarse del mundo del arte y seguir con la satisfacción de estar haciendo arte. Y seguir siendo reconocidos como artistas, no como sociólogos o ‘meros’ activistas. Y seguir ganándose la vida fuera del arenero en el que nos criamos. No es fácil renegar por completo del reconocimiento del mercado y de las instituciones y, cuando alguien lo logra, es muy probable que no sepamos qué está haciendo. ¿Importa? ¿Sigue siendo arte? ¿A quién le preocupa?
El dilema por el cual el artista debe elegir entre seguir siendo independiente e impotente o dejarse cooptar por el poderoso mundo del arte convencional tiene ya décadas. Quizá la pregunta más peliaguda que debemos plantearnos es qué valoramos más: ¿el éxito individual o una victoria social colectiva, por muy nimia que sea en apariencia? A lo largo de los años, se han dicho muchas cosas interesantes sobre las posibilidades que tienen los artistas de estar en los museos sin dejar de abordar las cuestiones que quieren abordar, aunque tarden décadas en lograr ser aceptados...
Así pues, una vez más: ¿qué queremos decir? ¿Cómo queremos decirlo? ¿Adónde nos lleva esto? Estas preguntas van dirigidas tanto a mí como a ustedes. Para mí, personalmente, la tentación del cinismo, la ruindad y la quema de naves puede ser arrolladora, pero eso nos coloca en el mismo saco que la oposición. Apenas una línea separa el escepticismo del cinismo. Alguien dijo: ‘el pesimismo es una pérdida de tiempo’. Mientras que a los optimistas se les insulta por ser utópicos y políticamente reaccionarios. Es verdad que tenemos que poner los pies en la tierra. Pero también necesitamos algo que esperar, desear, a lo que aspirar. Rara vez doy una ponencia sin citar a Antonio Gramsci: pesimismo de la razón, optimismo de la voluntad. Creo que nunca se ha dicho mejor.”
Lucy Lippard, julio 2018
Organiza
Museo Reina Sofía
Programa educativo desarrollado con el mecenazgo de



Más actividades
Zum: Naufragio con espectadores
14, 16, 17, 17, 18, 21, 23, 24, 24, 25, 28, 30, 31, 31 OCT, 21, 21, 22, 25, 27, 28, 28, 29 NOV, 2, 4, 5, 5 DIC 2024
Zum. Naufragio con espectadores es un recorrido —diseñado por Miguel Vega Manrique en colaboración con el Área de Educación del Museo Reina Sofía y dirigido a alumnos del curso 4º de la ESO y Bachillerato— que busca cuestionar el lugar desde el cual, como espectadores, nos aproximamos al mundo que nos rodea a través de conceptos como la desorientación, la curiosidad, lo imprevisible, el desconcierto y la experimentación, presos de un estado de embriaguez más o menos reversible.
El recorrido se desarrolla en el espacio de la Colección Un barco ebrio: eclecticismo, institucionalidad y desobediencia en los ochenta, situado en la Planta 0 del Edificio Nouvel. En él se nos invita a sumergirnos en el Museo como posibles náufragos de una historia reciente cuyos pilares residen sobre el consenso político de la socialdemocracia, el régimen económico de capitalismo de consumo y las consiguientes crisis globales que asolan el planeta.
El barco ebrio, en alusión a Le bateau ivre, poema de Arthur Rimbaud que aludiría a la deriva de un arte que navega sin un rumbo fijo, fue el título descartado por el comisario Rudi Fuchs para la documenta 7 de Kassel (1982), en la que se comienza a proponer una mediación cultural que transite por una concepción cambiante e inestable del cuerpo en diálogo con la enfermedad, la tecnología, la ciencia, lo escultórico, el diseño y la teátrica de las identidades y del conocimiento que nos constituyen.
En este contexto, las metáforas de la embriaguez, la navegación y el naufragio como riesgo implícito nos sirven para reflexionar sobre los límites de un espacio y de una visualidad determinados, con una idea instituida de frontera y de cuerpo. ¿Es el naufragio el precio a pagar por una estabilidad, una modernidad, un orden institucional aparentemente inamovibles? ¿Podemos vivir sin las pasiones, vientos, tormentas o calamidades que de vez en cuando arrastran todo consigo? ¿Qué sensaciones, afectos, peligros o emociones despiertan en el espectador la puesta en escena y el espectáculo en los que participa?
Chema García Ibarra. Espíritu sagrado
8 NOV 2024
Aconsejaba Kipling a la hora de construir un relato no adoptar la figura de un demiurgo omnisciente, sino ignorar parte de la historia durante su narración. Y es ahí donde reside la imprevisibilidad narrativa y la potencia dramática de Espíritu sagrado, primer largometraje de un director, Chema García Ibarra, que se había hecho notar allá por 2009 con su corto El ataque de los robots de Nebulosa-5. Desde entonces su obra ha seguido el sendero de una particular ciencia ficción costumbrista ilicitana y de una aproximación a la fantasía desde lo cotidiano, y viceversa, que le permite seguir ahondando en los abismos que se abren en nuestro entorno más próximo. El hecho de utilizar intérpretes no profesionales contribuye a la misma sensación de extrañamiento que provoca el horror situado fuera de campo: el mal se cierne sobre el mundo, pero de nada vale “vigilar los cielos” porque este no va a llegar del espacio exterior, sino de nuestro entorno más cercano.