Estallidos gráficos 6. O Corpo como Poética da Luta
Taller con Coletivo Alvorada
- Taller

Celebrada el Sábado 21 de mayo, 2022 - 16:00 h
Con motivo de la exposición Giro Gráfico. Como en el muro la hiedra se organizan una nueva serie de Estallidos gráficos. Algunos de los colectivos de artistas que forman parte de esta exposición, dinamizan talleres que buscan crear un diálogo entre las estrategias gráficas de resistencia traídas desde Latinoamérica y distintas reivindicaciones políticas llevadas a cabo en la actualidad en territorio español por colectivos que conforman la red de Museo Situado.
Estallidos gráficos 6. O Corpo como Poética da Luta propone un taller organizado por el Coletivo Alvorada que pone el foco en el cuerpo, el flashmob y los textiles como estrategias de irrupción en el espacio público. La iniciativa se realiza en diálogo con las manifestaciones de las trabajadoras del hogar y de los cuidados por la aprobación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que busca equiparar la situación laboral de l+s trabajador+s domésticas en España con el resto de trabajador+s, para así conseguir derechos básicos que llevan una década exigiendo, como el derecho al paro y una mayor protección social a la hora de finalizar los contratos.
Organiza

Organiza

Participantes
Coletivo Alvorada se formó en 2016, en Belo Horizonte como respuesta al golpe de Estado que provocó la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Alvorada reunió a personas que solían actuar individualmente en las manifestaciones políticas, posibilitando, a través de su estructura, la realización de acciones colectivas de mayor impacto. Su forma organizativa, los flashmobs y las características banderas gigantes —amarillas con letras negras— se volvieron referencias para el activismo artístico en Brasil.



Más actividades
Zum: Naufragio con espectadores
14, 16, 17, 17, 18, 21, 23, 24, 24, 25, 28, 30, 31, 31 OCT, 21, 21, 22, 25, 27, 28, 28, 29 NOV, 2, 4, 5, 5 DIC 2024
Zum. Naufragio con espectadores es un recorrido —diseñado por Miguel Vega Manrique en colaboración con el Área de Educación del Museo Reina Sofía y dirigido a alumnos del curso 4º de la ESO y Bachillerato— que busca cuestionar el lugar desde el cual, como espectadores, nos aproximamos al mundo que nos rodea a través de conceptos como la desorientación, la curiosidad, lo imprevisible, el desconcierto y la experimentación, presos de un estado de embriaguez más o menos reversible.
El recorrido se desarrolla en el espacio de la Colección Un barco ebrio: eclecticismo, institucionalidad y desobediencia en los ochenta, situado en la Planta 0 del Edificio Nouvel. En él se nos invita a sumergirnos en el Museo como posibles náufragos de una historia reciente cuyos pilares residen sobre el consenso político de la socialdemocracia, el régimen económico de capitalismo de consumo y las consiguientes crisis globales que asolan el planeta.
El barco ebrio, en alusión a Le bateau ivre, poema de Arthur Rimbaud que aludiría a la deriva de un arte que navega sin un rumbo fijo, fue el título descartado por el comisario Rudi Fuchs para la documenta 7 de Kassel (1982), en la que se comienza a proponer una mediación cultural que transite por una concepción cambiante e inestable del cuerpo en diálogo con la enfermedad, la tecnología, la ciencia, lo escultórico, el diseño y la teátrica de las identidades y del conocimiento que nos constituyen.
En este contexto, las metáforas de la embriaguez, la navegación y el naufragio como riesgo implícito nos sirven para reflexionar sobre los límites de un espacio y de una visualidad determinados, con una idea instituida de frontera y de cuerpo. ¿Es el naufragio el precio a pagar por una estabilidad, una modernidad, un orden institucional aparentemente inamovibles? ¿Podemos vivir sin las pasiones, vientos, tormentas o calamidades que de vez en cuando arrastran todo consigo? ¿Qué sensaciones, afectos, peligros o emociones despiertan en el espectador la puesta en escena y el espectáculo en los que participa?
Chema García Ibarra. Espíritu sagrado
8 NOV 2024
Aconsejaba Kipling a la hora de construir un relato no adoptar la figura de un demiurgo omnisciente, sino ignorar parte de la historia durante su narración. Y es ahí donde reside la imprevisibilidad narrativa y la potencia dramática de Espíritu sagrado, primer largometraje de un director, Chema García Ibarra, que se había hecho notar allá por 2009 con su corto El ataque de los robots de Nebulosa-5. Desde entonces su obra ha seguido el sendero de una particular ciencia ficción costumbrista ilicitana y de una aproximación a la fantasía desde lo cotidiano, y viceversa, que le permite seguir ahondando en los abismos que se abren en nuestro entorno más próximo. El hecho de utilizar intérpretes no profesionales contribuye a la misma sensación de extrañamiento que provoca el horror situado fuera de campo: el mal se cierne sobre el mundo, pero de nada vale “vigilar los cielos” porque este no va a llegar del espacio exterior, sino de nuestro entorno más cercano.