Estallidos gráficos 5. El activismo poético del color
Taller con Cromoactivismo
- Taller

Celebrada el Viernes 20 de mayo, 2022 - 16:00 h
Con motivo de la exposición Giro gráfico. Como en el muro la hiedra se organizan una nueva serie de tres Estallidos gráficos. Algunos de los colectivos de artistas que forman parte de esta exposición, dinamizan talleres que buscan crear un diálogo entre las estrategias gráficas de resistencia traídas desde Latinoamérica y distintas reivindicaciones políticas llevadas a cabo en la actualidad en el territorio español por colectivos que conforman la red de Museo Situado.
Estallidos gráficos 5. El activismo poético del color, dinamizado por el colectivo argentino Cromoactivismo, tiene como objetivo la producción colectiva de carteles de cartón pintados a mano, que sirvan como herramientas de visibilización de campañas sociales. En esta ocasión, se trabaja particularmente con la campaña #ESenciales* #RegularizacionYa, que lucha por conseguir la regularización extraordinaria de 500 000 personas en situación administrativa irregular que no pueden ejercer sus derechos en el Estado español.
Organiza

Organiza

Participantes
Cromoactivismo es un grupo que interviene a partir del color, de manera poética y transversal, en acontecimientos político-sociales. Está integrado por las artistas Marina De Caro, Guillermina Mongan, Victoria Musotto, Daiana Rose y Mariela Scafati. Desde 2013 trabajan junto con colectivos, agrupaciones y escuelas en acciones directas, promoviendo encuentros de cartelismo (cromoactivaciones) en los cuales se realizan carteles de cartón pintados a mano, que luego se llevan a la calle o, en ocasiones, se producen directamente en el contexto en el que se realizará la intervención.



Más actividades
Zum: Naufragio con espectadores
14, 16, 17, 17, 18, 21, 23, 24, 24, 25, 28, 30, 31, 31 OCT, 21, 21, 22, 25, 27, 28, 28, 29 NOV, 2, 4, 5, 5 DIC 2024
Zum. Naufragio con espectadores es un recorrido —diseñado por Miguel Vega Manrique en colaboración con el Área de Educación del Museo Reina Sofía y dirigido a alumnos del curso 4º de la ESO y Bachillerato— que busca cuestionar el lugar desde el cual, como espectadores, nos aproximamos al mundo que nos rodea a través de conceptos como la desorientación, la curiosidad, lo imprevisible, el desconcierto y la experimentación, presos de un estado de embriaguez más o menos reversible.
El recorrido se desarrolla en el espacio de la Colección Un barco ebrio: eclecticismo, institucionalidad y desobediencia en los ochenta, situado en la Planta 0 del Edificio Nouvel. En él se nos invita a sumergirnos en el Museo como posibles náufragos de una historia reciente cuyos pilares residen sobre el consenso político de la socialdemocracia, el régimen económico de capitalismo de consumo y las consiguientes crisis globales que asolan el planeta.
El barco ebrio, en alusión a Le bateau ivre, poema de Arthur Rimbaud que aludiría a la deriva de un arte que navega sin un rumbo fijo, fue el título descartado por el comisario Rudi Fuchs para la documenta 7 de Kassel (1982), en la que se comienza a proponer una mediación cultural que transite por una concepción cambiante e inestable del cuerpo en diálogo con la enfermedad, la tecnología, la ciencia, lo escultórico, el diseño y la teátrica de las identidades y del conocimiento que nos constituyen.
En este contexto, las metáforas de la embriaguez, la navegación y el naufragio como riesgo implícito nos sirven para reflexionar sobre los límites de un espacio y de una visualidad determinados, con una idea instituida de frontera y de cuerpo. ¿Es el naufragio el precio a pagar por una estabilidad, una modernidad, un orden institucional aparentemente inamovibles? ¿Podemos vivir sin las pasiones, vientos, tormentas o calamidades que de vez en cuando arrastran todo consigo? ¿Qué sensaciones, afectos, peligros o emociones despiertan en el espectador la puesta en escena y el espectáculo en los que participa?
Chema García Ibarra. Espíritu sagrado
8 NOV 2024
Aconsejaba Kipling a la hora de construir un relato no adoptar la figura de un demiurgo omnisciente, sino ignorar parte de la historia durante su narración. Y es ahí donde reside la imprevisibilidad narrativa y la potencia dramática de Espíritu sagrado, primer largometraje de un director, Chema García Ibarra, que se había hecho notar allá por 2009 con su corto El ataque de los robots de Nebulosa-5. Desde entonces su obra ha seguido el sendero de una particular ciencia ficción costumbrista ilicitana y de una aproximación a la fantasía desde lo cotidiano, y viceversa, que le permite seguir ahondando en los abismos que se abren en nuestro entorno más próximo. El hecho de utilizar intérpretes no profesionales contribuye a la misma sensación de extrañamiento que provoca el horror situado fuera de campo: el mal se cierne sobre el mundo, pero de nada vale “vigilar los cielos” porque este no va a llegar del espacio exterior, sino de nuestro entorno más cercano.