Encuentros de Pamplona 1972
Fin de fiesta del arte experimental
En una historia de momentos cronológicos insignificantes, que gire de los grandes acontecimientos (1914, 1939, 1968…), a instantes de cambio imperceptibles, el año 1972 representa un punto de inflexión. Junto a la crisis del petróleo, la guerra de Vietnam y las últimas dictaduras en el contexto internacional, aparecen una serie de cambios que determinan el ecosistema del arte en los próximos años, así como la nueva relación entre arte, política y sociedad que caracterizará el devenir del arte contemporáneo. En la Documenta V de Kassel, Harald Szeemann define el estatus del comisario de exposiciones en torno a una subjetividad obsesiva, plegada en sus propia dimensión narcisista, bajo el término mitologías individuales. En el resto de Europa, se establece un conjunto de exposiciones periódicas (el Sculpture Project y Prospekt) que marcan un nuevo eje de relaciones entre Europa y Estados Unidos, poniendo fin a las políticas de disensión de la guerra fría cultural entre ambos continentes.
En España, los Encuentros de Pamplona de 1972 suponen uno de los hitos y orígenes que marcan el relato fundacional de la contemporaneidad artística en este país. Más que exposición, se constituyó en un espacio de encuentro y laboratorio de ideas en el contexto urbano de las neovanguardias internacionales. La ciudad se transformó en un espacio donde probar los nuevos comportamientos artísticos, performances y actitudes que caracterizan un arte que abandona el objeto y gira en torno a las relaciones que éste establece, en su dimensión institucional y pública. Este giro performativo, que tan bien describen los Encuentros, tuvo lugar en la España de la dictadura franquista, patrocinado por una burguesía relacionada con la élite política del franquismo. De esta forma, los Encuentros de Pamplona no están exentos de la metáfora del carnaval, de la que ha hablado Mikhail Bakhtin, en la que la disensión y ruptura se permite como un exceso radical para una vuelta reforzada a la normalidad. En esta cápsula, se conversa con artistas y comisarios de esta exposición y el legado contradictorio de los Encuentros de Pamplona a día de hoy.
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Los sonidos que aquí se pueden escuchar no solo aspiran a ser una versión acústica de la experiencia en el Museo, sino que pretenden convertirse en nuevos continentes, capaces de amplificar las nociones de Colección, Exposición y Debate.