Con las ondas en la masa
Capítulo 10. Marc Vives
Canciones que nos salen, ante los momentos más emocionantes, y que se quedan instaladas en nosotros. Y algunas de ellas nos las trae Marc Vives en esta nueva entrega (algo desordenada) de “Con las ondas en la masa”, como sus Jingles o pequeñísimos temas de seis segundos: Quito adhesivos de las farolas, doy de comer a las palomas, Un alemán se come un mallorquín, ¿Sabes a qué sabe la insulina? No sabe a nada la insulina... O las piezas que compone para quitar para añadir algo de “peligro” y ruptura en sus exposiciones... Porque si no, ¿de qué?
También, Vives nos habla de su gusto por hacer cosas en lugares no tan cómodos o más cerrados, en los que uno tenga que acercarse a una ventanita o a una terraza para escucharle de lejos. O montarse su propia oficina y liarse al trabajo durante siete horas. O de currarse un karaoke o una buena sesión de relajación, que fue capaz incluso de meter contenido sociopolítico en mitad de la comodidad. O de aquella vez que se lio a nadar en la Barceloneta y todos los días se enfrentaba al reverso de la montaña de Montjuïc cantando una canción...
Porque, como ya se ha dicho, esta cápsula va de canciones. Unas canciones que no paran de sonar a lo largo de los veintitantos minutos, la verdad. Y ojo, que entre medias se cuelan también algunas cuñas exclusivas: Se acaba un capítulo y empieza otro, Un poquito atrás en el tiempo... Menudo disfrute, vamos.
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Los sonidos que aquí se pueden escuchar no solo aspiran a ser una versión acústica de la experiencia en el Museo, sino que pretenden convertirse en nuevos continentes, capaces de amplificar las nociones de Colección, Exposición y Debate.