Hashigakari
Anámnesis
En general, la música es el tipo de expresión artística que se ha relacionado siempre, a nivel de la reflexión teórica, con el tiempo. Y referirse al tiempo es siempre referirse al antes y al después, a un cierto flujo de continuidad. Es indiferente que este flujo sea entendido en sentido cíclico o en sentido lineal, en cualquier caso exige una relación entre sus partes que fundamente un discurso de sentido, una experiencia.
¿Qué tipo de experiencia y qué tipo de subjetividad se ven reclamadas en un modo de lo sonoro en el que prima el silencio? El uso del silencio en una experiencia sonora parece realizar una suerte de quiebra en su propio sentido. El silencio perturba la experiencia cotidiana de continuidad, aunque es verdad que puede organizarse de manera que el flujo de sentido no se vea radicalmente alterado. Pero la libre improvisación, por ejemplo, es un ejercicio a tiempo real en el que, precisamente, la ausencia de estructura acentúa este vértigo que produce el momento de lo no sonoro.
¿Qué suerte de continuidad (si es que la hay) se genera en un tiempo vacío que facilita el olvido de lo que sonó y que dificulta la previsión de lo que sonará?¿Qué subjetividad es exigida en una experiencia que socava constantemente sus propios principios, ya que exige la máxima atención, pero asegurando a la par la excesiva dispersión?
En esta pieza Hashigakari se plantea estas preguntas al basarla, fundamentalmente, en un silencio extenso y no pautado: una pregunta por la experiencia y la subjetividad.
Hashigakari, en homenaje al teatro noh japonés, es el proyecto formado por David Area (electrónica) y Tomás Gris (instrumentos varios y objetos). Prolíficos miembros del circuito madrileño de la libre improvisación, focalizan su práctica en el reduccionismo, prestando especial atención a la escuela onkyo japonesa, así como en la interpretación de obras del grupo Wandelweiser y de compositores afines. Ambos son responsables del sello discográfico Ex-Nihilo y forman parte de otros proyectos como el colectivo maDam, el colectivo GRS o el cuarteto Nanimo. Además han colaborado con, entre otros, If Bwana, Johny Chang, Antoine Beuger, Ernesto Rodrigues, Taku Sugimoto y Alfredo Costa Monteiro.
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Los sonidos que aquí se pueden escuchar no solo aspiran a ser una versión acústica de la experiencia en el Museo, sino que pretenden convertirse en nuevos continentes, capaces de amplificar las nociones de Colección, Exposición y Debate.